¿El conocimiento nos hace felices?

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amar_sin_miedo_a_malcriarMe gustaría hablaros del último libro sobre crianza que he leído, Amar sin miedo a malcriar de Yolanda González Vara.

Es un libro extenso que habla de múltiples temas relacionados con la crianza, pasando por la concepción, el embarazo, el parto natural y los primeros años del niño por mencionar los más generales. Se trata de una mirada desde la Teoría del apego. Su autora es psicóloga y utiliza un lenguaje mas elaborado que otros autores como Carlos González o Rosa Jové, ya que no solo va dirigido a padres, también habla para profesionales de la educación.

Me parece un libro muy completo, que leería más veces. Se pueden saborear cada uno de sus capítulos porque lo que prima a través de sus páginas es la capacidad para hacernos pensar y cuestionárnoslo todo, pero este hábito de pensar tiene sus consecuencias y más cuando buceas en la raíz psicológica de nuestros actos, la influencia de nuestros padres sobre nuestra conducta y influencia futura que tendrán nuestras decisiones sobre la personalidad de nuestros hijos. Tremendo.

Todos sabemos ya en qué consiste la Teoría del apego, desarrollada por el psicoanalista J. Bowlby y que más tarde retomaría Mary Ainsworth, y es en que «el estado de seguridad, ansiedad o zozobra de un niño o un adulto está determinado en gran medida por el grado de accesibilidad y capacidad de respuesta empática de sus padres o principales figuras de afecto». Lo que del título del libro se desprende, como después subraya a lo largo de sus páginas, es que el amor es la vía más directa para desarrollar la autonomía y la identidad personal, en contra de lo que pudiera parecer. Alegato que se defiende de los ataques de la corriente conductista imperante. Y es que debemos amar sin miedo a malcriar, nunca es demasiado amor.

El libro nos da consejos prácticos para «poner en práctica un modelo saludable, favoreciendo un continuum en la relación, un hilo simbólico invisible, sólido y amoroso sin fisuras ni rupturas en la formación del vínculo padres-bebé y niño. No se trata de ser padres perfectos, porque no existe tal perfección y, mucho menos, en una sociedad neurótica como la nuestra. Lo único real es el deseo y el intento de aproximarnos a la creación de una relación que sea lo más saludable posible, desde la presencia emocional y la capacidad de dar amor». Aboga por una serie de renuncias temporales que representarán la mejor inversión a largo plazo para lograr una sólida salud emocional en nuestros hijos.

Hay un capítulo revelador y es el de la sexualidad infantil. He leído mucho sobre crianza, apego, lactancia a término, colecho, porteo, pedagogía blanca, abordaje respetuoso de rabietas y un largo etc. pero hasta ahora no había leído nada sobre el sexo en estos términos, es un tema que sigue siendo tabú y necesita un mayor abordaje. Ahí lo dejo da para un post en sí mismo.

Sin embargo, a través de mi andanza por sus páginas no puedo desprenderme de una molesta sensación de culpabilidad, si bien no existe la perfección, y hasta ahí llegamos, toda decisión presente, consciente o inconsciente tiene sus repercusiones futuras. Y yo que soy una pecadora, me declaro culpable de sentir culpa. Es éste un importante defecto que tengo, que debo trabajar, pero que no puedo evitar. Ya antes de ser madre sentía el peso sobre mis hombros del movimiento mismo de la Tierra, como una gran narcisista que aspira a expiar los pecados del mundo. Así pues hay ciertas lecturas como ésta o la célebre Laura Gutman que me colman de preocupación. No se si me estoy volviendo cobarde, si no estoy preparada para enfrentarme a los fenómenos psicológicos que conforman nuestros patrones de conducta o si el modo de expresar ciertos contenidos, aún sin pretenderlo son culpabilizadores.

Pondré un ejemplo fascinante, el estrés o el miedo durante el embarazo pueden mantener contraído el útero propiciando un entorno hostil que podría provocar en algunos casos un parto prematuro y en otros que no se produzca la versión cefálica previa al nacimiento. Si bien esto es posible, es aterradora la sensación de que de alguna manera tenemos lo que construimos con nuestras emociones. Pienso que «descubrir» que sentimos miedo nos puede ayudar para trabajarlo, pero «conocer» que el miedo puede tener consecuencias en nuestro bebé quizás nos podría predisponer a sentirlo, nos atraparía. Entrar en una casa oscura y estar en la obligación de no titubear es demasiado.

No censuro el libro en absoluto, es muy inspirador, pero sí hablo de las reflexiones que ha despertado en mi. La madre sigue pagando, y quizás deba pagar, pero también merece un profundo abrazo porque no es fácil ponerse en su piel.

Un comentario »

  1. Me encanta esta mujer, este sábado será la cuarta vez que la vea en una conferencia y siempre me emociona y aprendo cosas nuevas, ya os contaré.

    No he leído el libro pero lo tengo pendiente. Ahora mismo imposible. Creo que siempre hay cosas que descubrimos que nos pueden hacer sentir culpables, pero creo que se trata de reflexionar, ver lo que podemos cambiar para mejorar y lo que no hacerlo lo mejor posible, porque efectivamente no somos perfectos. Yo también he sentido esa culpa en ocasiones, pero yo siempre querría estar informada.

    Un besazo

    • Como digo, me gusta como piensa, pero si que me quedo con esa impresión culpabilizadora. Imagina a una mujer que pierde a su bebé y que después lee un texto de este tipo, puede sentirse terriblemente mal o avanzar y buscar ayuda, pero en cualquier caso no se pueden comprobar ciertas cosas, si «fue el estrés o el miedo los que provocaron un aborto». Algunas reflexiones son solo para valientes.
      Un beso enorme y espero tus impresiones sobre la conferencia.

  2. Siempre me lo he querido leer, pero acá es bastante difícil de conseguir. En cuanto a tu reflexión ¡, sé exactamente de lo que hablas, lo he sentido y más a menudo de lo que quisiera. De hecho tengo una amiga que dejo de leer del tema y se abrió a su instinto. Este tipo de conocimiento es una arma de doble filo. Besos!!

  3. No conocia el libro, gracias por la recomendacion. Voy a buscarlo. Entiendo tu reflexion sobre “las dos caras“ de este tipo de lecturas y mensajes. Pese a ello los considero enriquecedores y creo que el quedarnos con lo bueno de ellos depende mas de nosotros que del propio libro. La maternidad creo que aflora muchos de los miedos e inseguridades que durante tiempo conseguimos ocultar o vivir sin pensar en ellos. Y este tipo de lectura tal vez nos confronte aun mas con ellos. Pero creo que es un reto necesario e importante para poder avanzar en la gestion de de esas inseguridades, porque si no lo hacemos de manera activa las acabamos gestionando de manera inconsciente y desde el miedo y eso siempre es peor, creo yo. No es el camino mas facil, pero si el mas fructifero y enriquecedor tanto para nosotras como nuestros peques, no? Un beso y buen fin de semana!

  4. Me ha encantado leer tus reflexiones. Yo también, como la mayoría me parece, tiendo a culparme a la primera de cambio.. a la vez, formarse una opinión es el mejor complemento del dejar hacer al instinto así que leeré el libro.
    Ser madre te hace querer ser mejor personar, crecer y superarte. Es increible.
    Encantada de leerte. Hasta pronto.

  5. Compré este libro durante la lactancia de mi mediano, y me parece un libro precioso… pero no me aportó tanto como yo espera. Me habían hablado maravillas de él, y me quedé un poco ploff. Tengo mis dudas de ese «determinismo» tan fuerte que Yolanda, y más aún, Laura Gutman, defienden. No creo que todo comportamiento «rebelde» del niño deba explicarse por problemas de su relación con la madre. Eso nos coloca siempre en el centro de mira, como responsables de todo, y no me parece justo. Por eso, alguno de los pasajes me parecieron hasta simplistas… Como este libro no puede tener 1000 páginas, digo que «hay que revisar la relación madre e hijo». Ya pero, ¡y si no hay nada que revisar!??? En cualquier caso, y quitando esos «peros» que le encuentro, es un buen libro, sobre todo para hacernos EMPATIZAR con nuestros pequeños.
    Un besazo

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