Conversaciones con la teta

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20130923-220648.jpgUna bonita iniciativa de ECVLactando me incentivó para hablar de la lactancia prolongada o a término, pero esta vez desde la perspectiva del niño. El tema es Frases de niños: Lactancia. Marco habla desde hace un tiempo ¿qué ha supuesto eso para nuestra lactancia? ¿En qué términos se refiere a ella?

Primero llegó el nombre, “tetita” y con él la cosificación de la demanda. Ni un llanto, ni un tirón de escote más fueron necesarios, solo un “mami tetita”. Unas veces por hambre, otras por sed, quizás por sueño, o tal vez consuelo, recogimiento, conexión. También me atrevería a invocar al placer, si señores, bebés y niños también se benefician del placer cuando lo encuentran y lo encuentran con la succión.

El pecho de una madre es algo único y maravilloso, polivalente, que contiene y llena a la vez. El único “problema” es que va unido a una mujer, que veces está enferma, cansada, ausente, enfadada, impaciente, o que sencillamente no está.

La expresión oral nos ha traído la petición concreta, pero también nos ha traído la negociación. En nuestro caso no siempre coincide mi disponibilidad con su necesidad. Este desfase de conexión se unió al discurso una vez embarazada, pues Marco desarrolló el lenguaje cuando ya contaba dos años. De este modo teníamos que llegar a acuerdos, naciendo así la modalidad del “chupito”, muy socorrido para unas prisas o para quitar el gusanillo, aunque no quedó exento de disputas hasta que unificamos el concepto. O para las tetadas largas que inducen al sueño, “marco, ya es pis pas”, “no, yo quiero más”, “cuando mamá dice pis pas es pis pas”, “no, yo quiero más”, “bueno venga…”. ¡No iba a ser tan fácil! Ésta es sin duda la parte más dura de “las conversaciones con la teta” y el mejor negociador de la familia no soy yo precisamente.

Bueno, ¿y a qué sabe la teta?, “es dulce y está calentita, me gustaaaaa y yo quiero más!” Vale, esto ya me lo has dicho.

Cuando Maia nació volvieron los chorros a borbotones y en uno de éstos, Marco apartó la boca y ¡oh prodigio! “¡Hay leche, sale leche de bebé!”, si, ¿quién lo hubiera imaginado? Algo que hacía a diario cobró otro nivel de consciencia.

Siempre que me ve con el sacalaches se asegura de que estoy bien, “¿tienes pupita mami?”, no, pero podría, ¡vaya instrumento de tortura!

Los tres primeros meses de Maia, o quizás más, siempre había una pregunta para mi pequeño: ¿y la hermanita? A lo que él siempre contestaba, “está tomando tetita” parecía un mantra, lo uno y lo otro.

Pero lo más inquietante sucede desde hace un par de meses, a la pregunta de ¿Marco, tomas tetita? “no, yo soy un niño grande”. Una vez superado el pasmo inicial, ahora lo interpreto como una disputa interna entre el deseo de crecer y la necesidad real en los momentos de vulnerabilidad. Fantasía y realidad se mezclan en la psique de los niños pequeños. También cuando necesita protección o está triste, como estos días de inicio del cole, me dice «quiero tetita mami, soy un bebé, cuídame, no quiero ir al cole».

Para no acabar con tristeza, y aún a riesgo de estropear mi imagen personal, ayer estábamos gamberreando y le dije a Marco «¡huele aquí!» indicando mi axila, «¿cómo huele?» Risas. «Huele a tetita» Estupefacción. Risas de nuevo. El verano está siendo duuuro.

Un comentario »

  1. Pingback: Frases de niños: Lactancia – Carnaval de Blogs | ECV lactando

  2. Sara me dice: mamá la tetica es para bebés chiquitos como mi primito? Y yo le digo: si amor, peor también para ti si quieres. Se ríe picará con ganas pero al mismo tiempo dice: yo ya soy grande mama. Otra veces me pide y se ríe. O cuando estamos acostados le gusta mirarlas y tocarlas como recordando cuando eras más pequeñita. Me encanto tu post, como siempre, comadre. Beso!!

  3. Para mi peque de catorce meses todavía son las «illas», que es el equivalente en su lenguaje a mis «tetillas». A veces se lanza como una pantera a la caza, otras se ríe a carcajadas mientras pasa de una a otra, me tira de los pezones y el otro día se echaba hacia atrás agarrada a ellos… fue casi peor que cuando me mordía. Pero a la vez me hizo reír.
    Me pregunto si la confianza y naturalidad con la que se relaciona con mi cuerpo le servirán en el futuro para comunicarse con nosotros igualmente sin inhibiciones.
    Me ha encantado el post, hay una profunda escucha detrás de tus palabras.
    Gracias

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