Niños de cristal

Estándar

Arlo y su padre En no pocas ocasiones me pregunto si estamos creando ciudadanos de cristal con nuestra mejor voluntad. En no pocas ocasiones escucho a muchos padres que censuran los cuentos clásicos por su aberrante contenido y por su alto voltaje. No seré yo, sin embargo, quien exima de juicio y consideración cualquier cosa que pase por mis manos, pero ¿es necesaria la censura? Con toda nuestra blancura, los padres de ahora tan cultos y formados, terminamos dando la rodea a fin de no tocar temas peliagudos y con el objetivo de ahorrar a nuestros querubines feos momentos de zozobra. ¿Es acaso necesario? ¿sale gratis esta actitud con la psique de nuestros hijos? Como me ha ocurrido ya con otras cuestiones blandí con fuerza la bandera de lo políticamente correcto. Para muestra un botón, mi análisis de un curioso libro infantil allende el 2012. Los clásicos de los Hermanos Grimm no ocuparían jamás nuestras estanterías, brujas y lobos con particulares apetitos, damiselas en apuros a expensas de sus caballeros, todo un horror ¿es que nadie más lo ve? Pero errar es de sabios, o al menos es mi fuerte porque con gran maestría giro los argumentos. Una de las lecturas que removió mi postura fue ésta de De mi casa al mundo, no la firmo por entero pero algo se movía, y luego tengo a mis grandes maestros, mis niños y particularmente Marco que ya es mayor, sus gustos han sabido guiarme, esa fascinación por lo temible, y es que lo temible está ahí, a un golpe de click, tarados que tiran bebés por la ventana, adolescentes que disparan a sus compañeros ¿qué os voy a contar? enfermedad, guerra, muerte, violación, robo, odio y más y todo. De algún modo hemos de preparar a los niños como seres humanos que son, no se trata de asustarlos, de causarles daño, pero hemos de crear un entorno seguro, familiar donde podamos hablar de cualquier cosa. Los miedos en la infancia son un hecho, me atrevería a decir que son adaptativos y que forman parte del instinto de supervivencia, ningún niño ha visto Freddy krueger pero en algún momento ha sentido miedo a la oscuridad o a dormir solo, pues hablemos de ello, hablemos con cuentos, hablemos del lobo feroz, incluso podemos deconstruirlo, hay libros hermosos, posmodernos, como Voy a comedte, pero no se puede convertir aquello que no se conoce. Los adultos del futuro no podrán ver Shrek. ¿Qué ocurre con la muerte? ¿Jamás nos tocará de cerca? Los niños tienen preguntas ¿es sensato censurar El rey león, Buscando a Nemo, El viaje de Arlo y tantas y tantas otras? Nos echamos las manos a la cabeza cuando muere un personaje, puede que hasta el niño@ llore, puede que sufra. ¿Pero no sería peor que viera una escena dramática y permaneciera impasible? Llorar purifica, nos libera, nos enseña, construir niños de cristal tan solo los hace quebradizos. Un reciente estudio publicado aquí nos habla ya de una generación de jóvenes universitarios estadounidenses hijos de lo políticamente correcto, sea esto lo que fuere.»En diciembre pasado, Jeannie Suk escribió un artículo para The New Yorker relatando cómo los estudiantes de derecho de Harvard pedían a sus profesores pasar de puntillas sobre las leyes referidas a violación sexual, o incluso no usar la palabra violar (como en la expresión “eso viola la ley”) para evitarles sentir angustia», otro ejemplo es éste: «algunos estudiantes han advertido que la novela Todo se desmorona de Chinua Achebe describe violencia racial, o que El Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald es un compendio de misoginia y de violencia doméstica. La idea es que aquellos estudiantes que han sido víctimas de racismo o de violencia doméstica puedan ser excluidos de tratar estas obras, las cuales, afirman, podrían hacer aflorar traumas del pasado». Yo pienso que eso es bastante alucinante, es llegar demasiado lejos. Este párrafo del artículo también me encanta: «¿Qué les estamos haciendo a nuestros estudiantes si fomentamos que desarrollen una piel extra fina justo antes de que abandonen la protección de la familia y se adentren en la vida adulta autónoma? Uno de los principios básicos de la psicología es que una de las peores maneras de ayudar a una persona que teme enfrentarse a algo es precisamente evitar que se exponga a la cosa temida. Los intentos de proteger a los estudiantes de las palabras, ideas o gente que les puedan causar desasosiego emocional no son beneficiosos para ellos. Y será malo cuando lleguen a sus puestos de trabajo. Y tampoco es bueno para la democracia, ya paralizada por un partidismo que no cesa de empeorar. Cuando las ideas y valores de los otros no solo se ven como erróneas sino que se perciben como agresiones, es difícil imaginar qué tipo de respeto mutuo, negociación y compromiso (necesarios para que la política sea un proceso fructífero y positivo) podrán llegar a darse. Más que intentar proteger a los alumnos de palabras e ideas que, inevitablemente, van a tener que confrontar en sus vidas, lo que el ambiente académico debería hacer es equiparlos para prosperar en un mundo lleno de diversidad ideológica y de diferencias que están fuera de su control. Si dejamos que nuestros jóvenes crezcan creyendo que no pueden aprender nada de las personas que les desagradan o con las que no están de acuerdo, les habremos hecho un flaco favor intelectual». Los cuentos, el cine, el arte están a nuestra disposición, son una herramienta educativa de valor incalculable, no cerremos la puerta a Perrault o a Pixar porque nos hagan pensar demasiado, nunca es demasiado.

Un comentario »

  1. yo creo que practicar una educaciôn «benevolente» no es lo mismo que una educaciôn sobreprotectora. hay que saber respetar los ritmos de los ninyos, pueden conocer la muerte desde temprano, pero no como algo tràgico sino como la verdadera consecuencia de la vida y el fin ûltimo; en el caso de los dibus me parece innecesario que un personaje muera. en realidad para tener una buena higiene de vida hay que privilegiar lecturas positivas, mûsicas positivas, no solo para los ninyos sino también para los adultos.

    • Me alegra mucho que hayas comentado, ¡bienvenida! es estupendo generar debates, para mi es adecuado que la muerte tenga presencia en el cine de animación, por supuesto no en todas las películas, pero como decía en el Post la ficción para niños es un buen lugar para que aparezca ése y otros temas, otra historia diferente es que pusiéramos los informativos o cine de adultos a los pequeños. La muerte es un hecho bastante trágico en nuestra cultura, por suerte, ya que la esperanza de vida no es un problema para nosotros.
      Quizás es por deformación profesional pero no entiendo la vida sin su sentido trágico, no podría, yo como adulta, vivir sin las «pinturas negras» de Goya, sin el Requiem de Mozart, sin el VIII Cuarteto de Cuerda de Shostakovich… La vida, para mí, no es higiénica, simplemente es.
      Muchas gracias por tus palabras.

  2. Totalmente de acuerdo con tu entrada… Creo que la falta de tiempo con los hijos hace que los padres se vuelvan más protectores y consentidores. Hay que luchar contra eso e intentar hacerles personas que vivan en el mundo y no en una burbuja.

    http://www.elperiodicodetudia.com

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